Mire el cielo nublado encima de mí,
mientras mantenía los pies firmes
sobre el suelo húmedo,
el contacto con la naturaleza
y en el mejor momento de mi existencia.
Parecía un sueño y
era eso precisamente:
un sueño hecho realidad.
las bocinas retumbaban
hasta hacer vibrar todo mi cuerpo,
la música encendía mi corazón
y lo hacía palpitar como nunca.
Había magia en mis huesos,
en medio de la multitud
podía sentirme única y especial,
por primera vez rompía
todas las cadenas y era yo.
Un ser de luz que no le temía
más a la oscuridad,
un ser incomprendido que
de pronto comenzaba a llorar
por extrema felicidad y
ése sabor de libertad.
La esperanza creciendo
en mi interior, sin límites
y sin más miedo a nada.
Capaz en su máximo esplendor
que brillaba hasta lo más alto
del cielo y traspasaba todas las
barreras conocidas.
Era yo… Mi yo más puro,
más sincero y más fuerte.
A punto del inicio de un
nuevo capítulo en
el recorrido que llamamos vida.