La Nación es la propietaria de las tierras y aguas del territorio de México, teniendo el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad privada, lo que está garantizado por la Constitución; pero tiene límites; pues la propiedad ya no es aquella del derecho romano antiguo, de usar, disfrutar y abusar, de los bienes, hasta donde la ilimitada voluntad del dueño quería, inclusive en perjuicio de los demás y de la sociedad toda.
El derecho de propiedad moderno es en función social para que las cosas sirvan a todos; y cuando un bien particular por su naturaleza tiene esa función y su dueño se negare a transmitir su dominio al Estado entonces éste se la quita para dársela a la Nación, conforme a un procedimiento legal con absoluto respeto al derecho humano y a la garantía constitucional de la propiedad.
Eso fue lo que hizo la Expropiación Petrolera del General Lázaro Cárdenas, en 1938, con los bienes de las empresas petroleras privadas extranjeras, quitárselos para dárselos a la Nación, en beneficio del pueblo.
Pero las expropiaciones no pueden ser arbitrarias; pues para que se justifiquen la Constitución exige cumplir estos dos requisitos: que sean por causa de utilidad pública y mediante indemnización.
En el Istmo de Tehuantepec, la parte más angosta del territorio nacional, entre Salina Cruz, Oaxaca (Océano Pacífico) y Coatzacoalcos, Veracruz (Golfo de México, bañado con aguas del Océano Atlántico), con 303.3 kilómetros de longitud; un tramo de 120 kilómetros del Tren Transístmico, concesionados por gobiernos anteriores al Grupo México en Veracruz, de German Larrea; ha sido considerado por el actual gobierno como de seguridad nacional por el beneficio que dará a más de 1 millón 200,000 habitantes de 788 localidades urbanas, con 104,000 en condiciones de alta marginación.
Por lo que el gobierno, para hacer más económico ese servicio ferroviario, con base en que la concesión es federal, hizo uso de la Secretaría de la Marina, para ocupar ese tramo de 120 kilómetros.
Pero los que están en contra del gobierno pusieron el grito en el cielo diciendo que es una expropiación y que las expropiaciones espantan las inversiones; todo lo cual no es cierto; pues en este caso lo que ocurrió es que por
tratarse de una concesión federal el gobierno tiene derecho a intervenir en servicios públicos por razones de seguridad nacional, como lo es en ese tramo del Tren Transístimico.