Por ahí leí un texto que decía que para sanar una herida de amor, hay que dejar de tocarla. Creo que muchos de nosotros hemos tenido malas experiencias en temas del amor, claro no todo en la vida termina como uno quisiera, no en todos los casos existe un “y vivieron felices para siempre”; eso sólo se vive en los cuentos de hadas.
Aunque claro he de decir que al comienzo de toda relación, todo es miel sobre hojuelas, todo se llena de efluvios sutiles de rosas, te sientes tan enamorado que en ese momento se disipan las diferencias, las dudas, las soledades, tempestades; en definitiva te sientes flotando entre nubes y suspirando por todos los rincones.
Al inicio de cualquier relación, el amor se vive en todo su esplendor, crees que el mundo lo habitan tan sólo ustedes dos, tan compaginados, tan enamorados, en fin que el amor se respira por los aires, los suspiros ahora tienen una razón. Todo para ti se convierte en un mundo mágico y de colores, crees que nada podrá perturbar la felicidad que en esos momentos habita entre ustedes, sientes que nada es mejor que estar a su lado, sueñas con un futuro juntos, las ilusiones están al por mayor, los sentimientos se derrochan sin contemplación.
Hasta que algo cambia por completo, el amor se va disipando, en lugar de aumentar va en disminución, quizá alguien más apareció, inicia la desconfianza, los celos, la incertidumbre, la lejanía, el desinterés, la aburrición, las tormentas comienzan a girar a su alrededor, alguno se comienza a cansar, tanta demostración comienza a fastidiar, o simplemente se alejan sin decir adiós; total que siempre existe algo que hace que de un día para otro todo pueda cambiar, todo aquello que creíste cumplirían se convierte solo en tontas fantasías.
De repente tu mundo no vuelve a ser igual, en esos momentos ante una ruptura, una partida, un distanciamiento todo comienza a tomar otro color; tus días se vuelven grises, tus pensamientos se encuentran detenidos pensando una y mil cosas de todo aquello, es inevitable dejar de llorar, de suspirar, de lamentarse, de hacerse tantas preguntas a lo que está sucediendo, la tristeza y la soledad son tus únicas consejeras. Cuando existe aún amor de parte de alguno, es difícil no sufrir, que el sentimiento cale hasta los huesos, que sientas por instante tu corazón tan vacío y frágil.
Y así con el paso de los días, continúas tratando de responder tus preguntas, disipando tus dudas; pero sin respuesta alguna. Piensas que todo lo vivido fue un sueño del cual no hubieras querido despertar y con un dolor profundo por la ausencia.
Pero obvio todo proceso tiene su final, llega el momento de levantarnos, de secarnos las lágrimas, de poner de nuestra parte para mejorar, debemos de dejar de tocar la herida, todo tiene un límite y es necesario poner el nuestro. Debemos de recordar que el verdadero motivo de nuestra felicidad no es alguien, sino nosotros mismos.
A veces nos parece tocar fondo, y nos lleva parte de nuestros días recordando momentos, personas, sentimientos, suspiros, miradas, caricias, besos, susurros y palabras. Y de repente nos encontramos torturándonos una y otra vez, pensando en lo que pudo ser y ya no es, en aquel que un día se marchó y que sabemos jamás volverá.
Pero es momento de dejar de tocar la herida, ya la sangramos bastante día a día. Llegó el momento de hacer algo por nosotros, de darnos cuenta que no es nada sano seguir viviendo de recuerdos, ni seguir sufriendo por quiénes perdimos o nos perdieron. Eso es algo que quizá viviremos un par de veces, que todo es parte de la vida, de seguir con las lecciones. Claro!, cuando aún existe amor ninguna despedida, ninguna partida es buena y es imposible que no duela.
La realidad de las cosas es que debemos de hacer lo posible por mantener nuestra mente ocupada, a veces nos cuesta trabajo borrar un mensaje, todos los te amo, eliminar contactos, soltar recuerdos; pero a veces es necesario para no seguir haciéndonos daño. Es más que claro que todo pasará, pero debemos de dar tiempo para sanar nuestras heridas, aunque la cicatriz vaya a quedar. Pero el dolor será pasajero, eso debemos de siempre pensar.
Sequemos nuestras lágrimas, dibujemos en nuestro rostro de nueva cuenta una sonrisa; hoy duele, pero mañana todo pasará. Pongamos de nuestra parte para que la herida deje de sangrar, dejemos de indagar respuestas, de lamentarnos, de buscar, de seguir esperando. Dicen que todo tiene una razón de ser, y hoy no era nuestro momento, no era él o ella la persona que Dios nos tenía destinado. Dejemos de perseguir fantasmas, de seguir fantaseando con lo que hoy ya no es nada.
Sigamos adelante amigos, que la vida es pasajera y no hay que desperdiciarla tratando de imaginar, de buscar culpables, de buscar respuestas, de crear cambios, de perseverar, de seguir soñando, de alimentar fantasías. ¡Todo pasa porque nos esperan mejores momentos, nuevas personas, más amores y mucho más recuerdos!.
Los invito a leerme en el Diario Digital e Impreso EXTRA de la Laguna y en mi página de Facebook: Estrellas en el Cielo (Escritor).