Ayahuasca, el viaje de sanar o ¿morir?

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Salubridad no supervisa la pureza de esta mezcla y la Cofepris, no observa si habrá un riesgo sanitario.

En la ciudad que venció al desierto, irrumpe una práctica de lo más profundo de la selva amazónica y del inconsciente. Unos la llaman medicina del alma, otros, droga alucinógena.

La moda indica, que te llega un aviso por redes confiables, y te preparas para “dietar”, sin comer sal, azúcar, alcohol, carne de ninguna, comida chatarra y demás. Durante más o menos un mes, la mayoría lo hace de menos una semana antes.

El espacio propuesto para el viaje a la “muerte espiritual” es un rancho, una casa con jardines, un departamento amplio, un lugar donde se hace temazcal, terapia de purificación del cuerpo y el alma de los antiguos mexicanos.

Un día antes los facilitadores, habrán reunido lo que a los chamanes de la selva peruana, les costó años de búsqueda, para atinar la mezcla de dos plantas maestras, la liana ayahuasca y la chacruna. Se cocinará una noche antes, en torno a un ritual con rezos.

Llegarán los seguidores y los curiosos a la ceremonia, pasarán a una explicación, y tomarán un balde y encontrarán un lugar entre los tapetes y cobijas, iluminados por velas. Los tambores y otros instrumentos tradicionales ambientarán el lugar. El facilitador, te dará a tomar una copita del brebaje espeso y de color café, con sabor amargo, a yerbas. Esa será una de las dos o tres tomas que se darán esa noche. Todos se recuestan, y a caer toda la noche unas seis u ocho horas, viendo el mundo interior, con sombras o luz, permaneciendo tu individualidad frente a la voz de la “abuela”. Y como ellos dicen, la “medicina”. De vez en cuando se vomita, o van al baño. Hasta que regreses, algunos, no tan rápido, no tan fácil.

Fuera de los facilitadores y su experiencia, no hay auxilio médico o preventivo.

La Secretaria de Salubridad no supervis, la pureza de esta mezcla, y la Cofepris, no observa si habrá un riesgo sanitario.

Si acaso en su página oficial, aparecen algunos decomisos de, una mezcla color café, llamada ayahuasca, con detención de unas personas, y realizado junto a la marina de México.

Esta práctica de viajar, de morir para vivir, inició hace miles de años en el Amazonas, donde su creencia en el brebaje, es medicina espiritual, de sanación. Hace varios años salió de la selva sudamricana para introducirse en diferentes partes del mundo, Estados Unidos, Europa y ahora en México en distintas regiones del país se práctica esta moda de vivir, después de morir.

La ayahuasca se supone entra a México por partes separadas y por lo tanto, no se considera una droga hasta que se mezcla. En Perú, no se detiene a nadie si trae unos trozos de liana y por otro lado unas plantas.

Sacada de su contexto tradicional medicinal, los “chamanes” consideran que la “Abuela”, debería ser administrada por personas de la tradición, y dentro de un contexto de curación de los males de alma y de las confusiones de la mente humana, de sus traumas y heridas e incluso de cuestiones emocionales. Y solo ellos en el viaje, sabrían que cantos administrar a los pacientes.

En nuestra ciudad, la moda de morir y regresar, está en aumento, la sesión cuesta de mil quinientos a dos mil pesos y sin garantía de que…regreses.

Aunque algo extraño sucede, pues se anuncian de tanto en tanto, otros viajes que evaden al psicólogo, viajes con otras plantas, y extractos de animales, como el hikuri, los hongos, o el sapo.

Pero esa es otra historia, en un mundo de búsqueda, de saltos espirituales y brincos cuánticos. Al final recordamos lo que los Siconautas repiten…la medicina se queda en ti.

*Dietar. Le dicen a una monodieta de algunas plantas o comida específica.

*Muerte espiritual. Se le dice al momento en que entras en trance y tu cuerpo queda aquí tu conciencia se va adentro.

Abuela. Nombre con el que se conoce la ayahuasca, planta maestra.

*Medicina. Así le llaman a la mezcla de las dos plantas, nunca le llaman droga.

*Chamanes. Maestros tradicionales médicos y curanderos, guías espirituales preparados, por años en su comunidad.

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